jueves, 12 de septiembre de 2019

Marketing de la Felicidad

“La felicidad: el alma del Marketing”.
Campo Elías Camacho Marín

Uno de los retos estratégicos de mayor consideración para las organizaciones en el presente siglo está dado por la necesidad de atraer y retener los clientes. Para afrontar estos retos con éxito se requieren cambios en la forma de llegar a los compradores, para lo cual es importante apartar el temor de ellos a probar nuevas marcas, lo que lleva a reforzar la estrategia de fidelización de las compañías.

Debido a que los negocios se basan en la satisfacción del cliente, cualquier buen negocio debería desarrollar una estrategia que no sólo atraiga a los clientes, sino que los mantenga felices para que no se vean tentados a probar un competidor. Así, es pertinente desarrollar el marketing bajo el concepto de “ciencia de los clientes contentos”.

De modo que la felicidad, el bienestar y el deleite, así como la comunicación constante con el mercado, son determinantes para enfrentar este reto en favor de la retención de los clientes, por lo que la pasión y la satisfacción de la marca y del producto, son claves para generar y entregar valor en ellos. 
Tomando como base las distintas definiciones de Mercadeo, en las que coinciden palabras como necesidades, deseos y gustos, para satisfacer a los consumidores, es conveniente agregar a esta lista, la felicidad, el deleite y el placer, que sienten los clientes, gracias a los productos.  Por lo anterior, la felicidad se puede gestionar como valor de marca y atracción.

Precisamente Gustavo Garzón Cabrera, en su artículo Un Nuevo Concepto de Mercadeo, dice:

“La forma más fácil de lograr la permanencia, crecimiento y rentabilidad en mercados tan competidos como a los que actualmente asistimos, es la atracción y mantenimiento de clientes, no sólo satisfechos, sino leales. Esto se consigue más rápido y de manera permanente mediante la fidelización o el deleite, que se logra gracias a acciones decididas de orientación al mercado, pensando siempre en función del cliente y con el apoyo de una filosofía gerencial con visión de servicio”.

Así, al ser la felicidad una de las seis (6) emociones básicas expuestas por Daniel Goleman (2014), las empresas a través de los productos y del marketing— la despiertan en sus clientes con sorpresas (otra de las emociones), produciendo en ellos, el efecto wow.
 
De esta manera, se busca generar en los compradores, los consumidores y clientes, expresiones que exterioricen el impacto de felicidad que causan las sorpresas en éstos, tales como: ¡Caray! ¡No me lo esperaba! ¡De ataque! ¡De película! ¡De ensueño!, etc.

Dado que las organizaciones asumen enfoques con los que muestran identidad al mercado, para desarrollar una política de clientes felices, la empresa Coca Cola se basa en cuatro (4) cosas que hacen feliz a la gente:

1. Los amigos y la familia
2. Los deportes
3. La música y bailar
4. Comer.

De ahí que en sus campañas publicitarias involucre a la familia en la mesa en torno a un plato de comida acompañada de su bebida, o las muestre haciendo ejercicios o practicando algún deporte. A esta firma de gaseosas se le considera pionera en este tipo de marketing, el cual tiene como misión generar sentimientos positivos en los clientes, haciendo que se sientan deleitados con los productos que consumen del mercado.

La felicidad es un beneficio intangible, emocional, un estado que las personas queremos vivir en todos los roles que desempeñemos, razón por la cual, si en el rol de compradores recibimos algo de más (plus) nos emocionamos, si una empresa nos da un regalo, también; si un producto nos sale gratis, ni hablar, es decir, las sensaciones que vivimos a través de las acciones de marketing nos llevan hacer empatía con las marcas que nos las ofrecen. Por esto, los negocios deben encontrar la forma de “producir felicidad” a través de sus productos o servicios. 

Así mismo, entender la manera de llegar al corazón de sus clientes, por lo que el Lovemark es la estrategia indicada para lograr una relación estable y duradera, entre la marca y sus clientes, ya que logra introducir la emoción en dicha relación.

En suma, producir felicidad es la misión de este marketing, razón por la cual, los sentidos se erigen como canales principales para transmitirla, haciendo que las emociones afloren a través de sensaciones que hagan sentir vivo e importante a los clientes, que el gozo y el deleite sean parte de la experiencia de consumir y disfrutar del producto o servicio brindado, y que el placer de recibir lo que como comprador esperaba recibir, sea nuestra mayor carta de presentación, multiplicación y recomendación.

Siendo así, podemos concluir que el marketing de la felicidad es una tendencia que se basa en la relación de la marca con el cliente, para conseguir lealtad a través de un estado de ánimo estable y duradero, siendo la felicidad su mayor satisfacción, por lo anterior, "planee, organice, dirija, ejecute y controle todo lo que sea necesario para deleitarlos, fidelizarlos y retenerlos".



 


jueves, 1 de agosto de 2019

La miopía del Marketing como falta de visión para los negocios


Ser “miope” en marketing equivale a tener una estrategia centrada en el producto y no en el beneficio que obtiene el cliente al comprarlo.

La miopía se da cuando la luz que entra al ojo se enfoca de manera incorrecta, haciendo que los objetos distantes aparezcan borrosos. De modo que este defecto visual, no nos permite ver claramente el horizonte, lo que constituye una limitante para desarrollar (ver) nuevos mercados. La miopía del marketing nos indica que es un error no ver más allá de nuestros productos. 

En el ámbito de los negocios y del mercadeo, se presenta dicha miopía, cuando las empresas cometen la equivocación de concentrarse en las características del producto, en lugar de hacerlo, en las necesidades del cliente, lo que las lleva al fracaso y a la incapacidad de adaptarse a los cambios.  

Así pues, en el contexto del marketing, el término miopía representa la falta de visión para desarrollar los negocios, de identificar y definir su verdadera naturaleza, la mirada corta y desenfocada con la que se observan las necesidades de la empresa, y no, la de los clientes.
La teoría de la miopía del marketing la planteó Theodore Levitt en la década de los 60, en su artículo denominado “Marketing Myopia”, en el que expuso los peligros de definir un negocio desde la perspectiva del producto y no del mercado.  De acuerdo con los principios del marketing, la empresa identifica las necesidades de los consumidores para satisfacerlas mejor que la competencia.

Hoy, para tener éxito en marketing, la atención debe centrarse en detectar necesidades ocultas y/o latentes en los consumidores, y a partir de ellas, producir satisfactores que el mercado identifique como soluciones a dichas necesidades. Por consiguiente, es un error no centrarse en las necesidades del cliente, sino en lo “bueno, bonito y barato” que puede llegar a ser un producto con respecto a la competencia.

Por lo anterior, es equívoco creer que los clientes nos elegirán solo por nuestro producto. De modo que es necesario ponernos las gafas para poder ver más allá; para poder ver los beneficios que produce el producto en el cliente. Para poder entender qué es lo que consigue el cliente con nuestro producto, y no nuestra empresa con el cliente. Poder ver, en el producto, beneficios y no características, es la clave.

Así, cuando la empresa está atenta a los cambios y tendencias del mercado, a la evolución y la tecnología, es capaz de adaptar y adecuar sus productos y servicios, para satisfacer nuevas necesidades. Algunos casos de empresas, a las que les faltó portar gafas para visualizar los cambios del mercado, y no quedar rezagadas, fueron:
-       Kodak
-       Black Berry
-       Blockbuster
-       Panasonic, Sony, JVC (línea cámaras de videos)

Estas firmas —cuyo prestigio en el mercado, se mantiene— no tuvieron falta de gestión, pero sí de visión, ya que, en su momento, no supieron definir la naturaleza de sus negocios, como tampoco corregir su visión, levantando la mirada para enfocar con nitidez, los cambios del mercado, los clientes y la evolución de la tecnología.

Como resultado, la consigna para las empresas de hoy, es usar “lentes de empatía”, es decir, ponerse los “lentes del consumidor”, con los que los clientes ven y perciben los productos existentes en el mercado, razón por la cual, conviene subrayar que “hacer marketing es hacer empatía” (Camacho, 2016).