La apuesta del Marketing hacia un consumo
responsable, supone un giro de esta, hacia un mercado verde. Vivimos en
una sociedad en la que los ciudadanos estamos expuestos a ráfagas de piezas
publicitarias constantes, en donde la Mercadotecnia, la Economía, la Publicidad
y las Redes Sociales, favorecen el consumismo. “Nos hemos acostumbrados a usar
y tirar. La publicidad nos bombardea con anuncios cuyo objetivo es hacernos
engranajes de un sistema que reduce a las personas al papel de consumidores
sumisos” (Fundación Vivo Sano, 2017).
Según el artículo Beneficios del
Consumo Responsable, del blog Oxfam Intermón: “Desde que nos levantamos hasta
que nos acostamos estamos consumiendo, bien sea mediante el uso de agua o
electricidad o ya sea comprando nuevos productos o servicios”. Cabe
preguntarnos: ¿Lo hacemos de forma responsable? ¿Somos conscientes de la
energía eléctrica que consumimos? ¿Es adecuada la cantidad de alimentos que
consumimos? ¿Cómo disminuir el consumo de azúcar y el desperdicio de comida?.
Por consumo responsable entendemos
el poder que tenemos los consumidores para elegir y no adquirir productos
innecesarios, así mismo, siendo consecuentes con las políticas ambientales que
buscan preservar el planeta y la salud de sus habitantes, las empresas han
volcado sus estrategias de producto, marca y empaque, hacia estas iniciativas,
un ejemplo es la marca Coca Cola que busca promover el consumo responsable y
transformar los hábitos para que las personas disfruten de las bebidas
azucaradas en su justa medida, dado que consumir demasiada azúcar —incluida la
que contienen algunas de las bebidas de la compañía— no es bueno para nadie (Alarcón, 2017).
De igual manera, hoy en día, los
productos se diseñan y producen basados en las 6 R’s del marketing ecológico, las cuales son una apuesta por un consumo
responsable y un compromiso ambiental, así las cosas, está en manos de los
consumidores: reciclar, reducir, reutilizar, revalorizar,
reparar
y redistribuir.
El consumo responsable implica un
consumo ecológico, ético y social. Se trata de elegir productos teniendo en
cuenta no sólo su calidad y precio, sino también su impacto ambiental y social (Gómez, 2015).
En sintonía con estos preceptos, la
empresa Triple A de Barranquilla, concibió la campaña “El reto 22 días” para
generar buenos hábitos de consumo de agua y cuidar este recurso vital.
La amenaza a la biodiversidad, el
consumo indiscriminado del agua, el cambio climático, el smog y el manejo de
los residuos, son algunas problemáticas reales que las compañías han tenido en
cuenta para haber dado un giro hacia una política de marketing verde.
Es la bandera ambiental de las marcas
con las que buscan ganar “consumidores verdes”, ofreciendo al mercado
alternativas de productos limpios y ecológicos, denominados “ecoproductos”. Un
ejemplo de un tipo de producto de estos, son las botellitas de plásticos en las
que se envasa agua y que el consumidor, al finalizar su consumo, la dobla, facilitando su proceso de reciclaje.
Cabe destacar, el esfuerzo que
realizan las empresas de servicios, como los bancos, promocionando entre sus
usuarios el extracto digital, despertando en ellos conciencia ambiental,
vendiendo la idea que al dejar de recibir el extracto físico se salvan 50
árboles.
Así mismo, exaltar campañas como el uso
de las bolsas de tela y otras prácticas e iniciativas de consumo responsable,
tales como el día de la tierra, del agua y del árbol, los cuales son una
invitación al mundo para reflexionar acerca de la responsabilidad que tenemos
como consumidores con el planeta.
No en vano, el 15 de marzo, el mundo
celebra el Día Internacional del Consumo Responsable, el cual es una propuesta
que invita a reaprender sobre los modelos de consumo vigentes en los países,
buscando con ello, cambiar los hábitos y patrones de consumo, a practicar y
adoptar políticas saludables, alternativas limpias en cuanto a transporte y
adoptar el reciclaje como un mandato de Estado.
Sin embargo, de nada sirven estas
iniciativas —las cuales los gobiernos pueden regular— si el mismo hombre, no
toma conciencia ambiental, por eso es importante que se realicen campañas de
marketing social, que cambien los comportamientos de los individuos en las
ciudades, a tal punto que las personas se programen a reducir, reutilizar y
reciclar.
Según el Diario El Tiempo, para contrarrestar prácticas ambientales inadecuadas de consumo, las recomendaciones de los expertos son:
- Rechaza: no compres productos
innecesarios.
- Reduce: pregúntate si el producto es
una necesidad.
- Reúsa: dales una segunda vida a
envases u objetos.
- Recicla: se puede generar materia
prima para elaborar otros objetos.
Está en cada uno de nosotros ponerlas
en práctica, no se necesita ser activista ambiental para aportar a una causa
que propende por un mejor planeta, con base a un consumo responsable. De ahí
que nos preguntemos:
¿Cree que el consumo responsable es
importante para el medio ambiente?
La respuesta dependerá de las
acciones y los cambios particulares e individuales de cada consumidor, de su
visión del mundo, su cultura y valores ambientales. “Cada quien debe hacerse
responsable de su caminar por este planeta”.