miércoles, 13 de marzo de 2013

El Marketing como Filosofía Empresarial

En la actualidad, las Organizaciones utilizan el marketing como instrumento de medición y orientación hacia el mercado para identificar las expectativas y necesidades de sus clientes, e implementar estrategias pensadas en su capacidad de producción, el alcance de sus productos, el precio, el estado de las ventas, el impacto de las promociones, el servicio al cliente y el medio ambiente.

Con el diseño de dichas estrategias, una empresa logra tomar ventaja frente a sus competidores. Así, una estrategia certera le permitirá a la Organización diferenciarse en el mercado y ser elegida por los compradores, los consumidores, los clientes, usuarios y público en general.

Es necesario, entonces, que el marketing en las Organizaciones sea concebido como una filosofía empresarial, que guíe y centre sus esfuerzos en todas las áreas de la compañía e involucre a todos sus miembros —en su modo de pensar y actuar— a tal punto, que trace la forma de concebir la relación de intercambio y la manera de hacer y ejecutar el marketing.

De esta forma, la función del marketing en las empresas, no debe seguir viéndose como una responsabilidad exclusiva de un departamento, debe verse como una actitud de la empresa para alcanzar sus objetivos, concebirse como un proceso integrado, que responde a un principio del mismo marketing, es decir, al llamado marketing integrado u holístico.

En este sentido, las empresas no sólo deben agrupar, coordinar y desarrollar conjuntamente los instrumentos promocionales con que cuentan, sino que deben generar sinergia al interior de las mismas y, entender, que el mercadeo es una función inmersa en el resto de sus funciones (producción, finanzas, recursos humanos). Todo lo que se haga en la empresa debe conseguir la satisfacción tanto del consumidor como de la empresa.


Así las cosas, una Organización debe proyectar su producción pensando en el consumidor, el precio debe fijarse con base a la capacidad de compra de éste y, de igual manera, el talento humano de la empresa, debe comprender que todo su quehacer —así como su actividad— deben orientarse al cliente, quien es el que realmente define el posicionamiento de los productos, según la demanda, percepción y consumo que tenga de ellos.

De acuerdo a este enfoque, el marketing se convierte en la función central de toda empresa y las demás funciones girarán a su alrededor (como eje principal del acontecer empresarial). Bajo esta condición, toda organización debe concebir el marketing como una filosofía del día a día, ya que el mercadeo empieza en el cliente y culmina en el cliente.